Los días cercanos al equinoccio son especiales. Son días de transición. En algunos lugares el cambio es muy marcado, en otros es mucho más sutil.
La naturaleza muestra cambios; los niños, sobre todo los más pequeños, pueden manifestar alguna enfermedad. Es un periodo que impone nuevas condiciones y nos mueve a adaptarnos.
Si conectamos con la energía de estos días, sentimos como nos invitan a estar centrados, equilibrados.
Cultivar el equilibrio es interesante. Está íntimamente relacionado con el crecimiento. Cuando entramos en equilibrio físico, quizás al realizar una posición de yoga como el “árbol” o una meditación, ¿qué experimentamos?
A medida que nuestro cuerpo o nuestra mente llegan a la quietud, nuestra conciencia se expande y se ancla. Es una sensación sutil, pero presente. La expansión “crece”.
Podemos llevar esto un poco más lejos: ¿qué debe suceder para estar dispuestos a crecer?
Tenemos que sentirnos tranquilos y centrados. Estamos tranquilos y centrados cuando estamos en equilibrio.
¿Qué es el verdadero equilibrio?
Cuando hablamos de equilibrio, seguido pensamos en equilibrio físico o vestibular. Muy importante, ya que está conectado con muchas otras funciones de nuestro cuerpo. Como el habla y la audición. Está interrelacionado con tres de los sentidos fundamentales que propone Rudolf Steiner: el tacto, la vida y movimiento propio. Hay una gran cantidad de artículos disponibles para aprender más sobre el equilibrio vestibular e ideas de cómo apoyar su desarrollo.
La variable esencial para desarrollar un verdadero equilibrio vestibular es comprender que el equilibrio existe cuando hay quietud.
Los niños están constantemente en movimiento, ya sea porque están corriendo en un juego, moviéndose entre actividades o siendo estimulados mentalmente (sí, eso también es una forma de movimiento).
El impulso para seguir moviéndose está influenciado por nuestra cultura, y aumenta a medida que envejecemos. Es natural que los humanos estén en movimiento, que quieran ser estimulados. Estamos aquí para ¡aprender, crecer y dejar nuestra huella en el mundo!
Sin embargo, la imagen completa de un ser humano sano, capaz y bien equilibrado incluye el polo opuesto al movimiento: la quietud.
No podemos aprender y crecer sin tranquilidad.
Tener quietud interior trae equilibrio a todo el espectro de la vida: equilibrio en nuestro hacer, nuestro sentir y nuestro pensar. Cultiva la seguridad, la armonía, la resiliencia. Nos permite sentirnos lo suficientemente seguros para expandirnos más allá de nuestras comodidades y explorar nuevos territorios. Nos ayuda a sentirnos lo suficientemente anclados como para enfrentar situaciones inesperadas, inusuales y/o no deseadas en la vida y pensar con calma en cómo manejarlas. Nos permite recibir abiertamente a los demás, construir conexiones y relaciones positivas. Nos permite responder en lugar de reaccionar.
Podemos imaginar a nuestros hijos como los brotes de la primavera que se balancean con el viento, las raíces crecen para anclarse (el centro) a sí mismas y las ramas crecen para abrazar el mundo.
Como sus cuidadoras, no somos únicamente el “árbol madre”, también somos su modelo, somos el suelo del que crecen. Un árbol debe tener un suelo fértil y equilibrado en nutrientes para crecer sano y fuerte, ¿cierto?
Te invitamos a vivir esta nueva temporada como una oportunidad para examinar el equilibrio en tu vida, dentro de casa, en el trabajo y dentro de ti. También a reflexionar en lo siguiente:
¿Cómo estas proporcionando y cultivando el equilibrio para tus hijos?
Si quieres vivir una temporada con intención, descubre nuestro curso Living Arts por temporada. Los temas de abril son creatividad (si vives en el cono norte) y magia (si vives en el cono sur). Es un gran aliado para acompañarte en este proceso.
Te deseamos una semana cutivando quietud,
Marielle, Diana y Glenda
Artículo original redactado en inglés por Acacia, consultora de LífeWays North America, publicado el 22 de marzo 2021, disponible aquí. Traducido y adaptado al español por LifeWays America Latina
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