Thich Nhat Hanh, era un maestro budista zen vietnamita, que lamentablemente falleció la semana pasada a sus 95 años.  Era muy querido por su enseñanza de la atención plena, la compasión y su compromiso con la paz.  Yo (Mary) Siempre he apreciado las verdades simples, pero profundas, que fue capaz de articular de manera significativa.

Una de las lecciones que sigo aprendiendo de Thich Nhat Hanh (es un trabajo de toda una vida, ¿cierto?) es la importancia de esforzarse por entender a la otra persona. Es muy fácil juzgar a otros cuando simplemente no nos hemos tomado el tiempo para entenderlos. 

Recuerdo en varias ocasiones, cuando era cuidadora infantil, sentirme desconectada de un niño (generalmente por problemas de  comportamiento que no sabía cómo manejar), y seguido pensaba debe haber algo mal con el niño, su entorno familiar, o los medios a los que esta expuesto, o la falta de limites de los padres, o la apretada agenda a la que lo someten, o … o… o… 

A lo largo de los años, he aprendido que mis juicios rara vez me han invitado cuestionarme o que quizás yo podía estar contribuyendo a la actitud retadora que el niño mostraba.

También aprendí que los juicios no llevan a una solución, porque al estar tan ocupada juzgando no tengo un interés sincero y genuino en el niño.

Cuando siembras lechuga, si no crece bien, no culpas a la lechuga.   Buscas razones por las que no le está yendo bien. Puede necesitar fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca culpas a la lechuga. Sin embargo, si tenemos problemas con nuestros amigos o familiares, culpamos a la otra persona. Pero si sabemos cómo cuidarlos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar no tiene ningún efecto positivo en absoluto, ni tampoco tratar de persuadir usando la razón y el argumento. Esa es mi experiencia. Sin culpa, sin razonamiento, sin argumento, solo comprensión. Si entiendes, y demuestras que entiendes, puedes amar, y la situación cambiará.

– Thich Nhat Nanh

Uno de los muchos regalos que he recibido de LifeWays es la oportunidad de aprender a observar a los niños de una manera que me ayude a entenderlos mejor. Una vez que doy un paso atrás y observo al niño con interés y sin juzgar, algo cambia y puedo cuidar mejor al niño, fortaleciendo nuestra relación.

En nuestro curso en línea “Learning to observe the child” (solo disponible en inglés por ahora), le pedimos a cada estudiante que elija un niño para observar durante las 2 semanas y media del curso. Muchos estudiantes han compartido que simplemente teniendo una mirada amorosa, pero objetiva, hacia un niño en particular durante un par de semanas, han desarrollado un interés más compasivo hacia el niño y han notado una conexión más fuerte con ellos.

Realmente disfruto acompañar a nuestros estudiantes mientras exploramos el tema de “Aprender a observar al niño” porque cada vez que pasamos por el proceso juntas me ayuda a volver a centrar mi atención en lo que es importante: comprender al niño. Todavía tengo un largo camino por recorrer, y sospecho que no estoy sola en eso.

Si hablas bien inglés y te gustaría profundizar sobre este tema no te pierdas el curso “Learning to observe the child” del 9 al 26 de febrero 2022.  Podemos apoyarnos mutuamente en esta práctica simple, pero profunda

Aprendamos juntas,

Mary O’Connell

Artículo redactado por Mary o’Connell, ooordinadora de cursos de LífeWays North America, publicado el 30 de Enero 2022, ctraducido y adaptado al español por LifeWays America Latina

Marielle, Diana y Glenda

Para recibir más ideas y recursos síguenos en nuestras redes sociales:

Facebook: LifeWays América Latina o Instagram: lifewayslatam

Subscríbete a nuestra newsletter para recibir recursos e ideas inspiradoras aquí

Leave a Reply