Desde el momento de la concepción hasta el parto, la mujer sufre muchísimos cambios, tanto hormonales como físicos y anímicos y estos continúan durante los primeros meses de la maternidad.
Al iniciar nuestra faceta de madres tendemos a concentrarnos en el bienestar de nuestro pequeño bebé, olvidando muchas veces nuestras propias necesidades. Es un hecho que no hay forma de que podamos estar ahí para nuestros hijos si no nos sentimos física y emocionalmente bien. Es por esto que cuidar de nosotros y de nuestro cuerpo es indispensable.
Hasta hace poco era una costumbre en nuestro país que la mujer guardara la famosa “cuarentena”, tiempo en el cual recibía ayuda, generalmente de la familia, para que la nueva mamá se concentrara en el bebé y en recuperarse por completo. Actualmente nos sentimos mucho más independientes y la mayor parte de las mujeres han dejado de lado esta tradición. Ahora en cuanto regresamos del hospital nos sentimos listas para recibir visitas, arreglar nuestra casa, atender reuniones, es decir nos reincorporamos al mundo lo antes posible, dilapidando las energías que deberían de haber estado enfocadas en nuestra recuperación.
Aquí te ofrezco algunas ideas que te ayudarán a cuidar de tu cuerpo para recuperar la energía perdida, que tanta falta te hará para cuidar a tu bebé.
- Mantén en lo posible un ambiente de tranquilidad y paz dentro de tu casa. Alrededor del recién nacido se crea una energía que ayuda a nutrir a todos los miembros de la familia, reconócela, utilízala y fortalécete con ella.
- Trata de recibir la menor cantidad de visitas posibles durante los primeros días, a fin de que te vayas recuperando y familiarizando con tu bebé sin presiones adicionales.
- Duerme cuando te sea posible. Una siesta de 30 minutos te puede ayudar a irte recuperando del esfuerzo del parto y de las noches sin dormir. Procura dormir cada vez que lo haga tu bebé.
- Pide y acepta la ayuda de familiares y amigos. Haz una lista de todo lo que necesitas hacer, limpieza, pagos, lavar ropa, etc. y delégalos entre la gente de confianza, a fin de que no tengas que preocuparte más que por ti y tu bebé.
- Relaja tus estándares de limpieza y orden, ya habrá tiempo para tener la casa perfecta.
- Toma mucha agua y haz una dieta balanceada procurando tener varios tentempiés durante el día, esto hará que te mantengas hidratada y con energía, especialmente si están amamantando.
- Si el clima lo permite, sal a pasear al aire libre con o sin tu bebé. El aire fresco y el sol son muy beneficiosos y el suave ejercicio que implica el caminar te ayudará a irte recuperando. No intentes hacer ejercicios fuertes buscando bajar de peso rápidamente, ya llegará el momento de esto. Siempre consulta a tu médico antes de iniciar cualquier ejercicio.
- Procura tener un rato al día dedicado sólo a cuidar de ti misma, ya sea dándote un baño relajante, haciendo ejercicio suave, leyendo un libro, escuchando música, meditando o haciendo cualquier cosa que te ayude a sentirte bien.
- Date tiempo para platicar y estar con tu esposo, deben irse adaptando como pareja a esta nueva etapa que están viviendo.
- No trates de hacerlo todo tu, comparte con tu esposo las responsabilidades del cuidado del bebé, es tiempo que a ti te servirá para descansar y a él para entablar una relación con su hijo.
Espero que estas ideas te ayuden, pero lo más importante es que escuches a tu cuerpo y vayas haciendo lo que te va pidiendo, recuerda que tú necesitas estar bien para poder cuidar de tu familia.
Diana Sánchez
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