“Cuando siembras lechuga, si no crece bien, no culpas a la lechuga. Buscas razones por las que no le está yendo bien. Puede necesitar fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca culpas a la lechuga. Sin embargo, si tenemos problemas con nuestros amigos o familiares, culpamos a la otra persona. Pero si sabemos cómo cuidarlos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar no tiene ningún efecto positivo en absoluto, ni tampoco tratar de persuadir usando la razón y el argumento. Esa es mi experiencia. Sin culpa, sin razonamiento, sin argumento, solo comprensión. Si entiendes, y demuestras que entiendes, puedes amar, y la situación cambiará.” – Thich Nhat Nanh
Thich Nhat Hanh, era un maestro budista zen vietnamita, que lamentablemente falleció a principio de este año a sus 95 años. Era muy querido por su enseñanza sobre la atención plena, la compasión y su compromiso con la paz. Las verdades simples, pero profundas, que fue capaz de articular de manera significativa son maravillosas.
Una de las lecciones que seguimos aprendiendo de Thich Nhat Hanh (es un trabajo de toda una vida, ¿cierto?) es la importancia de esforzarse por entender a la otra persona. Es muy fácil juzgar a otros cuando simplemente no nos hemos tomado el tiempo para entenderlos.
En varias ocasiones, nos hemos llegado a sentir desconectadas de un niño (generalmente por desconocimiento de cómo manejar algún problema de comportamiento), y pensar: “hay algo mal con el niño, o su entorno familiar, o los medios a los que está expuesto, o la falta de límites de los padres, o la apretada agenda a la que lo someten, o … o… o…”
Los juicios rara vez nos invitan a cuestionarnos. Quizás nosotros contribuimos a la actitud retadora que el niño muestra…
Por lo general, los juicios no llevan a una solución. Al estar ocupadas juzgando no existe un interés sincero y genuino en el niño.
LifeWays hace énfasis en lo valioso que es aprender a observar a los niños para entenderlos mejor. Hay veces que tenemos que hacer el ejercicio de dar un paso atrás y observar al niño con interés y sin juicios. Generalmente, al hacer eso, algo cambia, lo que nos permite cuidar mejor de él y fortalecer la relación.
Muchos estudiantes del entrenamiento Lifeways han compartido que, teniendo una mirada amorosa, pero objetiva, hacia un niño durante un par de semanas, desarrollan un interés más compasivo hacia el niño y sienten una conexión más fuerte con ellos.
Si quieres profundizar un poco más sobre la valiosa herramienta que es la observación, te invitamos a leer el capítulo 2 del libro “ La vida es el currículo, la casa el modelo” de Cynthia Aldinger. El capítulo se intitula: “El niño como currículo”, al final encontraras varios ejercicios de reflexión y observación.
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Te deseamos una hermosa semana de observación objetiva,
Marielle, Diana y Glenda
Artículo original disponible aquí. Traducido y adaptado al español por LifeWays America Latina
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